La boda de Marta y Jorge en el hotel Valdepalacios
En The Big Day ponemos especial mimo y dedicación en todas las celebraciones de nuestros clientes, pero nuestro equipo no puede ocultar la tremenda ilusión que nos hace contaros la que para nosotros fue la boda de la temporada, y no es otra que la que unió a nuestra directora, Marta Maza, con Jorge. Una fiesta en la que no faltaron los detalles, la alegría y el buen gusto.
Siempre decimos que cada novia tiene que encontrar su estilo, pero es que cuando te dedicas a esto resulta mucho más fácil plasmar todas las ideas que tienes y convertirlas en un duradero recuerdo para todos tus invitados. En este sentido, Marta lo tenía clarísimo y nosotras disfrutamos cada minuto de la planificación de su boda.
Marta y Jorge se conocieron hace siete años en México, país donde el novio había residido mucho tiempo.
Como era de esperar, no faltaron los detalles que hicieron honor a esta bonita historia que comenzó en amistad, pero que terminó con una ranchera y un para siempre. Desde una la barra con margaritas durante el cocktail, hasta la sorpresa a compás de unos mariachis que amenizaron la cena y sacaron a más de un improvisado a bailar. México estuvo presente en el hotel Valdepalacios desde el minuto uno.
Ya al poco de conocerse había saltado esa chispa que les ha llevado ahora a ser marido y mujer, aunque ellos no se dieron cuenta hasta pasados tres años. Este verano, ante la emocionada mirada de familia y amigos y tras las varias presiones de unas muy pesadas amigas y primas, Jorge y Marta se daban el sí quiero en Toledo.
A las 12 de la mañana vivimos un ambiente de emoción, pero de calma absoluta, la típica tranquilidad que solo se respira cuando uno sabe que todo va a salir bien y que la elección es la adecuada. El novio y la novia comenzaban a prepararse acompañados de los que más querían.
Él, se enfundaba un chaqué Hacket con corbata Loewe. Y ella se ponía en las manos de la especialista en belleza de María, una amiga de la familia. Marta se decantó por un semi-recogido con trenzas laterales acompañado por un precioso tocado de inspiración floral en tonos rosas, blancos y verdes ideado por Arbolande del que caía el velo de tul.
No necesitaba mucho más para lucir radiante, incluso el maquillaje fue sencillo, tonos cálidos y neutros para una novia muy natural.
El vestido, inspiración de Oh que Luna, consistía en un cuerpo de guipur de manga corta y con espalda al aire con una falda de gasa natural y una pequeña cola removible. Completaba su look con unos zapatos de la firma José Illana Artesanos y ramo ideado por Bukka flores.
La novia además llevaba joyas de la colección familiar en recuerdo de sus abuelas. Lució los pendientes de brillantes y zafiro de su abuela Carmen y un anillo en forma de flor de su abuela Matilde. Más tarde luciría el anillo de boda de la misma, una pieza original de 1928.
Escogieron la Iglesia de Calzada de la Oropesa, para su “sí quiero” que llegaría detrás de una emotiva entrada en la que los niños fueron también protagonistas.
Mientras Marta bajaba del cooche adornado para la ocasión, y al ritmo del Coro Encanto que interpretaron la BSO Cerflf Volant, comenzaron a desfilar los sobrinos de la novia ataviados con vestidos de Teresa y Leticia. Llevaban un capazo con paniculata y una pizarra en la que rezaba “ya llega la tía Marta”. Carmen, Adrián, Natalia y Celia daban el pistoletazo de salida a las lágrimas de todos los invitados.
El gran momento había llegado.
Jorge, visiblemente emocionado y acompañado por su Madre con un vestido de Rosa Clará y una mantilla familiar, veía cómo Marta se acercaba al altar de la mano de su padre.
Para guardar el recuerdo de un día tan especial, los novios encargaron su reportaje fotográfico al equipo de El Blanco perfecto, grandes amigos suyos, que hicieron un gran trabajo, y el vídeo a Instantánea Toma Primera, quienes no perdieron detalle de la velada.
Los novios eligieron el Hotel Valdepalacios para la celebración, un exclusivo y singular enclave en la provincia de Toledo, que se llenó de luz y color para la ocasión.
La decoración fue tarea principalmente del equipo de The Big Day que adornaron todo el lugar con velas, flores y farolas. Destacaron las gigantes iniciales de los novios en madera, un regalo de Altius Media, o el divertido photocall.
El exquisito menú estaba acompañado de la genialidad de los floristas de Bukka, que dieron un toque campestre y veraniego, muy a tono con la localización y al estilo que la novia había ideado para las mesas, combinadas con diferentes alturas con espejos, velas y candelabros de plata.
Si quieres una boda con encanto, no dudes en contactarte con nosotras. Haremos tu sueño posible.
Besos
Marta y Gisela